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The miracle of Israel: this is the formula that made it the new Silicon Valley

Alvaro Muñoz Gutiérrez

By Alvaro Muñoz Gutiérrez

December 06, 2021

Israel  is, against all probability, a highly technical nation where entrepreneurs and  innovation  abound. Next I want to mention some points that partly explain the technological and scientific success of this country, leaving aside political questions that for the purposes of this post are irrelevant.

Living in a hostile environment has made  the development of science and research a national priority in  Israel ; With 8 million people in the total population they boast a record number of Nobel  laureates , and it also has more technology companies on the Nasdaq index   than all European countries. What is your secret?

When speaking of Israel, depending on the prism through which you look at it, you can draw  two very different types of realities  and, if possible, even contradictory.

On the one hand,  that of the country that, dominated by religious and territorial confrontation , has been immersed for decades in endless political and military conflicts that have made Israel a practically militarized zone; on the other, that of the only country in the Middle East that, although still fairly underground, makes homosexual liberation visible and has turned one of its cities, Tel Aviv, into one of the gay capitals of the world.

However,  there is a third Israel that almost nobody knows about outside the borders , but that is the main responsible for the economic miracle that the country has experienced in recent decades: the technological and entrepreneurial Israel.

 

Welcome to ‘Silicon Wadi’

For years, Silicon Valley, around San Francisco, has become  the entrepreneurial Mecca par excellence . However, Israel has become for some time now its great alternative on the other side of the planet.

Not surprisingly,  Tel Aviv has earned the nickname ‘Silicon Wadi’  or even ‘Silicon Valley of Silicon Valley’, in reference to the fact that Israel’s degree of technological experimentation and innovation far exceeds that of Silicon Valley.

How has a country with so few resources become a technological and entrepreneurial power? “

All this has made the country  the second largest technological potential in the world  (in tough competition with the United States) and the exporter of several of the best  technology startups on  the planet, among which are examples such as Waze (sold to Google for 1,000 million dollars), Trusteer (to IBM for another 1,000 million), Onavo (to Facebook for 120 million) or Primesense (to Apple for 345), among many other examples.

But how did you get to this point? How has a country with Israel, with so few resources of its own and such conflicting political and social relations, become one of the greatest technological powers in the world? It is a long journey and, above all,  a formula that consists of four ingredients .

 

1.- Education

To understand the importance of education in Israel we must inevitably turn to the religious factor: 75.4% of the country’s inhabitants are Jews. If we add to this the fact that Jews represent only about 0.2% of the world’s population but more than 20% of the Nobel Prize winners, we will get an idea of ​​the extent to which  academic training represents a pillar essential in Israeli education .

Para Emilio López Viñuela, director de la Oficina Económica de España en Tel Aviv, el sistema educativo es clave: “Israel ha apostado desde hace muchos años, por un modelo de conocimiento e innovación tecnológica. Tiene un sistema académico muy bueno desde la educación primaria hasta más allá de la educación superior, y eso constituye una ventaja competitiva frente a muchos otros países”.

Israel tiene 140 ingenieros por cada 10.000 trabajadores, la cifra más alta del mundo”

Y en este sentido, la ingeniería ocupa un destacadísimo lugar. Los datos bailan de un estudio a otros, pero, según la mayoría de ellos, Israel tiene entre 135 y 140 ingenieros por cada 10.000 trabajadores, siendo el país con más ingenieros per capita laboral del mundo.

 

2.- Conexión universidad-empresa

A la hora de hablar del tejido empresarial en España, la mayoría de los expertos suelen coincidir en una máxima que acaba siendo recurrente: hay una desconexión entre el mundo universitario y el empresarial; las universidades no enseñan los conocimientos o habilidades que los estudiantes tendrán que aplicar en sus empresas cuando se incorporen al mundo laboral. No es una queja única de España, se trata de algo común a muchos países, pero hay zonas con mayor y menor desconexión.

En Israel, sin embargo, la conexión entre los dos mundos es total gracias a los llamados Centros de Transferencia Tecnológica, una iniciativa cuyo máximo objetivo pasa por “ayudar a los investigadores a que puedan desarrollar comercialmente sus ideas para que la investigación no se quede en los laboratorios ni en las bibliotecas, sino que esa innovación se traduzca en ideas comerciales, en empresas”, según López Viñuela.

En España hay una desconexión entre el mundo universitario y el empresarial”

El enfoque, en principio, no puede ser más motivador: el ingeniero o científico que se dedique a la investigación no sólo lo hará por la divulgación en sí misma, sino que además tendrá un aliciente añadido: el de buscar (y encontrar) una salida comercial a sus investigaciones y formar un proyecto empresarial a partir de ello.

Las cifras dan buena muestra de ello: según un estudio del World Economic Forum, Israel produce 249,2 patentes o inventos por cada millón de habitantes cada año, tan sólo por detrás de Taiwán, Japón y Estados Unidos. España, por su parte, se queda en el puesto 28 con apenas 9,1 patentes anuales por cada millón de habitantes.


3.- Un ‘valor’ añadido: la cultura militar

En cualquier caso, lo cierto es que sería hipócrita explicar el alto interés de Israel en la tecnología sin acudir a otro de sus factores más idiosincráticos: la extendida cultura militar. No porque uno sea consecuencia de otro, sino porque sería absurdo negar que la relación, directa o indirecta, es más que evidente.

Y es que a nadie se le escapa que, más allá de Estados Unidos, Israel apenas cuenta con aliados internacionales. Si a eso le sumamos el sinfín de frentes abiertos que tiene, la consecuencia es que un país de apenas 8,1 millones que habitantes necesita ingeniería militar de manera incesante.

Cuando salen del Ejército, los ingenieros pueden aplicar la tecnología desarrollada al ámbito empresarial”

En Israel el servicio militar es obligatorio, tanto para hombres (hasta cuatro años) como para mujeres (hasta dos años), con lo que los conocimientos tecnológicos que los ciudadanos adquieren en su formación académica son aplicados en el Ejército. Sobre todo por parte de los mejores ingenieros, cuya labor durante ese tiempo se basa en contribuir al despliegue tecnológico de la ingeniería militar israelí.

¿Se trata de un trabajo altruista sin recompensa para el ingeniero en cuestión? En absoluto. El punto medianamente positivo de todo esto es que, por lo general, el Ejército israelí permite que sus ingenieros, una vez hayan terminado su servicio militar, conserven el desarrollo que han desarrollado y la apliquen a otros sectores con salida comercial. Es decir, que cojan la tecnología que han creado, la desprendan del uso militar y, si quieren, le den un uso comercial aplicado a sectores ‘no conflictivos’.

 

4.- I+D e inversión público-privada

Y a la hora de que un ingeniero (o cualquier otro perfil emprendedor) quiera sacar su proyecto empresarial adelante, ¿de qué manera puede hacerlo? ¿Cuenta el país con una idiosincrasia que apoye de alguna manera este tipo de iniciativas empresariales?

Lo cierto es que sí, de sobra. Basta con echar un ojo a los datos, que nos revelan que Israel es el país que más invierte en I+D en todo el mundo en términos de Producto Interior Bruto, ya que destina a la investigación y desarrollo nada menos que el 4,2% de su PIB. España, por su parte, se queda en el 1,3% del PIB.

Pero el Gobierno israelí no sólo invierte en I+D a nivel técnico y científico, también a nivel empresarial. De hecho, Israel es uno de los países que con más éxito ha desarrollado programas de inversión público-privada en startups. Tal es el caso de Yozma, una iniciativa mediante la que el Ejecutivo israelí, en vez de invertir en solitario en compañías tecnológicas, establece alianzas con fondos de inversión profesionales para entrar, de la mano, en el accionariado de las mejores compañías tecnológicas.

Israel invierte el 4,2% del PIB en I+D; España se queda en un 1,3%”

Así, son muchos los años que lleva el Gobierno invirtiendo en compañías y alcanzando acuerdos con fondos tanto nacionales como (sobre todo) internacionales. Y, entre todos, consiguen inyectar el capital necesario para que las startups israelíes consigan crecer.

¿El resultado? Según diversos estudios, Israel invierte cada año cerca de 140 dólares por habitante en ‘startups’ tecnológicas, una cifra que en España, atendiendo a la variedad de estudios sobre el tema, oscila entre los 2-3 euros por habitante al año.

 

Un mercado (muy) limitado

Pero, ¿por qué necesita Israel atraer tanta inversión procedente de fondos de capital riesgo? La respuesta es sencilla: porque las startups israelíes no compiten en su país, sino en el resto del mundo.

Y es que conviene echar un ojo a un dato: mientras una startup española puede tener un potencial impacto sobre 47 millones de personas a nivel nacional o 597 millones si decide acudir a un mercado ‘hermano’ como América Latina, la realidad de Israel es muy distinta debido a sus 8,1 millones de habitantes, apenas 550.000 más que Cataluña.

Es por ello que las startups israelíes en ningún caso pueden conformarse con aspirar a su mercado local, sino que tienen que intentar triunfar a nivel internacional. Y es por ello, por tanto, que sus necesidades de financiación externa, en principio, son mucho más elevadas.

 

Resultado: una industria millonaria

En total, cuatro ingredientes que ofrecen un resultado más que satisfactorio: a día de hoy, Israel cuenta con 92 registros de compañías en el Nasdaq, la Bolsa de empresas tecnológicas a nivel mundial. De hecho, ocupa el tercer puesto en este ranking, tan solo por detrás de Estados Unidos y China.

But it is not the only figure that is astonishing: according to a study by Price Waterhouse Coopers, in 2014 there was the sale or divestment of 70  Israeli startups  throughout the world, and  these sales amounted to $ 14.85 billion  (‘ 14.8  billion dollars ‘, in American nomenclature).

In short: a mixture of ingredients – some volunteers, others forced – that, in one way or another, have made ‘Silicon Wadi’ not only become the worthy rival of Silicon Valley, but also carried out everything a milestone:  Israel’s economic miracle .

Source: La Vanguardia